SUBASTA, SUBASTA, SUBASTA
Algunos de nuestros clientes tienen la suerte de disponer de liquidez. Hoy la inflación es galopante y devalua nuestro capital financiero. ¿Qué les planteamos?
Cabe la promoción de productos financieros de alto riesgo. Pueden ofrecernos gran rentabilidad, pero también la ruina. Otros promueven las criptomonedas como medio de inversión, que carecen totalmente de garantías por su naturaleza de divisa digital sin control: Es decir, si pierden todo su valor, como ha sucedido con los bitcoins, no tenemos capacidad de reclamar por dichas pérdidas ante ninguna institución.
Frente a este modelo de inversión encontramos el patrón tradicional de inversión inmobiliaria. Más allá de burbujas especulativas del pasado existe una certeza: las personas necesitamos lugares donde vivir y trabajar. Vaya mejor o peor la economía, se mantiene inalterable esta necesidad humana básica.

Más allá de las compraventas privadas disponibles con la intemediación de cualquier entidad inmobiliaria, o directamente entre particulares, tenemos disponible el recurso de las subastas judiciales. Podemos acceder fácilmente a ellas mediante el portal web www.subastas.boe.es, seleccionando la provincia de interés y pujando por los inmuebles convenientes.
Cada subasta presenta unas condiciones que hemos de consultar en el título judicial de origen. Hay que consignar un depósito para acceder a ellas y preparar la cantidad a abonar en caso de que ganemos la subasta. Es un tema interesante a valorar. Salvo que seamos un concesionario de vehículos, no recomendamos pujar por vehículos a motor, no suele valer la pena.
Este texto ha sido elaborado por el colaboraror Carlos Velert y revisado por David-J. López Ortega.